SOBRIO EL QUIJOT1SMO
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   quo de siglos viene enccrrada. Figurcse à Pegaso pia-fando con las nerviosas alas en su establo.
   Espana sufre y el dolor ensancha el alma y la hace mas capaz de todo hondo sentir. Los que se creen feli-ces estàn excluidos de los supremos goces, y sobre todo de la dicha suprema de la esperanza. Hay felicidades en cuya puerta està el lasciate ogni speranza.
   Espana hoy quiere conocer y quiere scr conocida, por que quiere amar y quiere ser amada, y à pocas partes puede volver sus ojos con mas carifio que à Italia. El ingenio de nuestro Cervantes maduró acaso en esa Italia, à la influencia italiana debió acaso la luz del Rcnacimiento que le llevó à componer su Quijote, y de Italia nos vino Cristobal Colon. Y asi, en el fondo de las dos obras inmortales que ha dado Espana à la hu-manidad — y por las que vivirà siempre en ella — el Quijote y el descubrimiento de America — que son dos descubrimientos de dos mundos — en el fondo de esas dos obras columbramos el alma italiana.
   Yo aqui aconsejo à todo el que me oye el estudio del pensamiento italiano uno de los caminos para con-stituir la libre fraternidad latina, que amenazaba con-vertirse en una tutoria intelectual de Francia.
   Sigo comentando su comentario. Dice usted : « Miguel de Unamuno da molta importanza alla religione e per quanto cattolico non si spaventa nè delle teorie dell'evoluzione dei dogmi nè delle sante pazzie del misticismo ». No, amigo Papini, no ! no soy católico. Si fuera católico — corno lo son en Espana, por lo menos — ni daria importancia à la religion ni me cuidaria del misticismo.
   No sé que pasajes de mi Vida de D. Quijote y Sancho han podido inducirlo al error de creerme católico. Alli, alguna vez, me pronuncio por la fé de Sancho Pan-za, del pueblo rùstico espanol, y pide à Dios que no le quite su fé en la immortalidad personal, pero Sancho Panza non es católico, no es catolico de la Iglesia del Papa.